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DESCRIPCIÓN DE DISEÑO
Museo Viviente, un bosque de Manglares

El Muelle-Museo  no sólo funcionará como un espacio de conmemoración de la nueva dinámica urbana y multicultural del mestizaje del siglo XXI, sino también como un dispositivo ecológico. El empobrecimiento sobre calidad del agua en el Caribe -entre otros factores- ha ocasionado la extinción del 50% de todo el coral de esa zona. Sin embargo, poco a poco, se podrá eliminar la contaminación del  mar, disminuir la acidez del agua y reducir los químicos sintéticos, a través de un “edificio viviente” que tendrá su propio ecosistema. Para ello, nos imaginamos un edificio que sea amigable con el medio ambiente y responsable; además de una experiencia cultural muy enriquecedora.

El Nuevo Museo y la Ciudad
Conforme uno camina por la Quinta Avenida y se acerca al Parque Lumus, el piso de madera comienza a fusionarse de manera gradual con el paisaje, transformándolo en un conjunto de inmobiliario público y una vía para el peatón. Al  acercarse al mar, esta estructura comienza a elevarse y, justo a la orilla del mar, unas escaleras y regaderas le dan la bienvenida al visitante. De esta manera, el peatón podrá subir a un deck y disfrutar de una gran vista: un gran deck bajo la sombra de grandes manglares que se fusionan con la circulación del patio del edificio; agua que se refleja en el muelle por el cual los visitantes podrán acceder al museo; y por supuesto, la posibilidad de contemplar el horizonte de Miami. Dos estructuras de vidrio y madera en forma de caja, cada una en el extremo del edificio, sobresalen del deck principal. En estas dos cajas se encuentra tanto los elevadores como las escaleras que llevan al visitante a todo el edificio de tres pisos. En la primera planta, una recepción abierta y de doble altura da la bienvenida a la gente que se encuentre en el patio principal del manglar. Una puerta de vidrio permite el acceso al visitante a los múltiples puentes que conectan cada espacio del edificio.

El proyecto surgió de la idea de redistribuir el área interna, manteniendo la parte voladiza de cinco metros. De esta manera, logramos crear un espacio interno lleno de vegetación y agua, conocido como “el bosque flotante”. La arquitectura, el agua y la vegetación se unirán, creando un solo elemento. En este espacio, el visitante podrá disfrutar de diferentes exposiciones a través de un patio de circulación, el cual nos brindará una experiencia inolvidable.

 El Bosque Flotante
 El bosque flotante estará formado por manglares que proporcionan ciertos beneficios medioambientales para el lugar, y así logrará:
–       Atrapar los desechos y el limo que ayudarán a la formación del suelo y estabilizarán la línea costera.
–       Funcionar como sistema de filtración de las aguas residuales y subterráneas, al clarificar el agua, lo que ayuda a la fotosíntesis de las plantas marinas. Los manglares ayudan a evitar cualquier tipo de contaminación, incluyendo grandes cantidades de nitrógeno y fósforo, productos derivados del petróleo y compuestos halogenados. Los manglares evitarán que estas substancias sigan contaminando el océano a través de un proceso denominado rizofiltración.
–       Producir nutrientes.
–       Proteger la línea costera al absorber la energía de la lluvia y crea un rompeolas  natural que evitará la erosión y, de esta manera, evitará una gran daño a la playa y catástrofes que puedan afectar al ser humano.
–       Servir como una piscifactoría y refugio para peces, invertebrados y aves.

Construyendo el Manglar
Según estudios realizados por Reef Ball Mangrove Solution de la Fundación Reef Ball, es posible la restauración de los manglares o la creación de los mismos por medio de la implantación de un sistema basado en  la colocación de boyas artificiales de arrecife.

  1. Las boyas artificiales se elaboran al verter concreto en unos moldes de fibra de vidrio; éstos a su vez están hechos de poliforma en su centro y rodeados por varias pelotas infladas. Hay cerca de una docena de tamaños estándar y se puede realizar el tamaño que se requiera. Los moldes que la asociación proporciona generalmente vienen con todo su equipo listo para ser instalado y con instrucciones precisas. En ocasiones, se incluyen herramientas adicionales, tales como un equipo de propagación de coral. Por lo general, los clientes sólo tienen que proporcionar la madera contrachapada para construir la base, aire comprimido y agua fresca. Cualquier tipo de concreto se puede utilizar, incluso el reciclado; sin embargo, se deberán utilizar aditivos como la microsilica para hacer más resistentes las boyas artificiales y permitir que el concreto sea el apropiado para el crecimiento de la vida marina.
    Pasos:
    Las boyas artificiales de arrecife  están sujetas a controles de calidad altamente estrictos, con el fin de crear las condiciones más óptimas. De esta manera se logrará obtener una biodiversidad con una apariencia y textura natural y un concreto de alta resistencia.
  2. La elección del tipo y tamaño de las boyas es fundamental para el buen desarrollo de la propuesta, así como su correcto  acopio para que todos los elementos sean trasladadas.
  3. Una vez ubicados en la zona del proyecto las boyas serán colocadas en su posición adecuada, mediante el uso de un sistema de boyas de flotación y un grupo especializado de buzos.
  4. Una vez sumergidas, serán capaces de resistir la fuerza de las mareas y de los huracanes por su propio peso, el cual se encuentra concentrado en su base. Los  hoyos son estratégicamente colocados para evitar el desplazamiento por las mareas.
  5. Una vez colocados las boyas, se colocan dentro de las mismas unos recipientes especiales con todas las partes necesarias para el crecimiento del manglar como son un disco de fertilizante lento, un protector y un ancla de fijación.
  6. Una vez colocados todos los componentes que conforman la base del manglar, se procederá a la implantación de las boyas, creando así un maravilloso “bosque marino”

Créditos:
Arquitecto Diseñador: Paul Cremoux W. y Manuel Ángel Bugallo O.